Blops

“Debut de la banda de folk / rock experimental en los revolucionarios finales de los 60 en Chile. Remasterizado a partir del prensaje original y autorizado por los músicos fundadores, esta edición también cuenta con el arte del disco original y material inédito actualizado por el diseñador Antonio Larrea”.

Hay una data manuscrita sobre la portada del long play que durante medio siglo ha atesorado uno de los integrantes de los Blops. “1° Disco. Stgo - Chile. 26 agosto 1970”, anotó ahí ese día el padre de Juan Pablo Orrego. En algún sentido es un acta espontánea de nacimiento. No es el punto de partida, porque los Blops eran un grupo formado ya en 1964 en Santiago de Chile, pero sí es el inicio de los capítulos mayores en su historia. Ese LP, llamado Blops, es el primero de los tres que grabaron entre 1970 y 1973 y que convirtieron a los Blops en un referente primordial para el rock y la canción popular en Chile.

Entonces eran Eduardo Gatti en voz y guitarra, Julio Villalobos en voz y guitarra, Juan Pablo Orrego en voz y bajo, Juan Contreras en flauta traversa y teclados y Sergio Bezard en batería y percusión. Y la evidencia del salto cualitativo que dieron desde tocar covers a crear una música propia está en ese primer vinilo, que apareció en un año ‘70 marcado por las transformaciones sociales, culturales y políticas de los tiempos que corrían en Chile. Editado bajo etiqueta Dicap, histórico sello disquero fundado en 1968 por las Juventudes Comunistas, el disco fue una gestión propia, como precisa Eduardo Gatti: “Fuimos nosotros los únicos productores. Así salió ese ramillete de flores bastante extrañas”.

En 'Blops' está también una síntesis de las influencias musicales de la época, entre ellas el rock desde luego. Eduardo Gatti se remonta a ese punto: “Ya habíamos investigado la forma de tocar de un Dylan, de un Keith Richards, de un Clapton, por lo tanto hacer un tejido interesante con las guitarras fue algo bastante fascinante. Y llegó un momento en que no tocamos más covers porque no tenía sentido: ahora es lo nuestro. Como que todos maduramos, toda esta información que habíamos procesado decantó en los Blops”. Y coincide Orrego: “Teníamos todas esas vertientes, pero empieza un lenguaje musical muy propio”.

Para el año siguiente al de este disco los Blops estaban viviendo todos juntos en una casa bautizada como Manchufela en la comuna santiaguina de Ñuñoa. Ahí profundizaron aún más la intensa construcción vital y musical del grupo, que coincidió además con los años bullentes de la UP: todas experiencias truncadas de cuajo por el golpe militar de Pinochet en 1973 y por el terror instaurado a continuación. Gatti vuelve la mirada a esos años previos: “Yo creo que éramos muy felices. Creo que el hecho de vivir en comunidad nos dio una visión tan distinta, como que armamos una mini-sociedad dentro de esta sociedad que se estaba desarmando, en la que seguíamos con una energía tremenda, muy luminosa en el caso nuestro. Y eso hizo que de alguna forma pudiéramos sobrevivir a todo lo que vino después”.